La cortesía

 

La cortesía

Los humanos seguimos siendo animales. Como todos, usamos señales para no matarnos: los lobos bajan la cabeza, los gorilas muestran la espalda, los gatos esperan su turno para beber. Son “cortesías animales”, gestos mínimos que dicen “te reconozco, no quiero pelear, podemos coexistir”. La cortesía no es amabilidad; son señales para interactuar sin generar violencia.

En nosotros, la cortesía se sofisticó: apartar la mirada, levantar las manos en señal de paz, compartir antes que disputar. Pero somos algo más: animalia dicentia, parlantes incansables sobre nosotros y los demás, creando relatos para dar sentido y justificar lo que hacemos. Un neurocientífico dijo que lo que nos separa de los animales son los conceptos. No me parece que sea verdad. Creo que somos lo únicos animales que decimos cosas sobre los otros, a favor de otros, en contra de otros, hay cosas que no decimos, decimos cosas que no corresponden con la realidad, etc..

👥 Cortesía, género y control

Con el tiempo, la cortesía humana se cargó de significados sociales. Gestos como ceder el paso, abrir la puerta, proteger, pagar la cuenta o hablar en nombre de otro se presentaron como respeto, pero en realidad funcionaron como formas de control sobre la mujer. La lógica era simple: si debía ser protegida, se la veía como frágil, incapaz de decidir o valerse por sí misma.

Esto construyó un escenario desigual: la mujer como objeto de cuidado, el hombre como activo y fuerte. Actos amables reforzaban jerarquías. Muchos gestos tenían un origen práctico: en Europa, el hombre caminaba del lado de la calle y la mujer del lado de las casas, protegiéndola de salpicaduras o ataques; en Japón, se dice que el hombre va adelante “para enfrentar primero al dragón”. Precauciones que se cristalizaron en normas de género.

Había también cortesías femeninas hacia los hombres: servirles la comida primero, no interrumpir, esperar decisiones, mantener la apariencia recatada para “no incomodar”. Deferencias que reforzaban la subordinación femenina, siempre orbitando alrededor de la autoridad masculina.

Aunque muchas prácticas perdieron su función original, persisten como hábitos vacíos o residuos simbólicos de un orden desigual. Cuando alguien paga “porque es lo correcto” o decide “por proteger”, repite sin saberlo la lógica paternalista. Así, la cortesía muestra su doble rostro: amable en la superficie, pero a veces sostén de jerarquías antiguas, difíciles de abandonar aun cuando ya no tienen sentido práctico.

🤝La cortesía institucionalizada

El grado máximo de formalización se encuentra en la diplomacia, donde la cortesía deja de ser un gesto espontáneo y se convierte en un lenguaje ritual. Saludos calculados, títulos ceremoniales, reverencias medidas, gestos precisos: todo responde a la necesidad de mantener relaciones sin caer en la hostilidad abierta y sin romper acuerdos tácitos. Cada palabra, cada movimiento, está previsto para reducir riesgos, anticipar conflictos y sostener la coexistencia entre actores con intereses divergentes.

En este nivel, la cortesía se vuelve una especie de máscara social. Puede ocultar tensiones profundas, discrepancias políticas o diferencias culturales bajo una superficie impecable de amabilidad. La sustancia de la relación —la confianza real, el acuerdo genuino, la intención— queda muchas veces detrás de un código rígido de comportamientos. La diplomacia, entonces, muestra cómo la cortesía puede extenderse hasta convertirse en un sistema autónomo, donde la forma pesa más que el contenido y el ritual reemplaza al contacto directo y sincero.

Este extremo refleja una lógica que, de forma menos formal, ya vemos en la vida cotidiana: cuando la cortesía se desvincula de su función originaria —proteger, reducir la violencia, facilitar la coexistencia— se transforma en un acto vacío, ritualizado, capaz de mantener apariencias sin tocar la realidad subyacente.

🗣Formas lingüísticas de cortesía y mitigación

Tipo de cortesía

Ejemplo lingüístico

Función / Comentario

Básica / mínima

“Con permiso…”

Reconoce al otro, evita conflictos.

“Disculpa que te interrumpa”

Suaviza la acción sobre el otro.

“¿Podrías…?” / “¿Te importaría…?”

Pide algo de forma indirecta.

“No estoy seguro de que sea la mejor idea”

Suaviza críticas o desacuerdos.

De género

“Permítame acompañarla”

Deferente hacia la mujer, refleja roles tradicionales.

“Señor, ¿podría indicarme…?”

Muestra respeto hacia autoridad masculina.

“¿Le gustaría que yo lo haga?”

Presupone pasividad del receptor.

Pausas, entonación cuidadosa

Señala respeto según roles sociales.

Institucionalizada / diplomática

“Tengo el honor de dirigirme a usted…”

Saludo formal y ritualizado.

“Excelentísimo Señor…”

Refuerza jerarquía y protocolo.

“Consideramos oportuno expresar…”

Suaviza posibles conflictos.

“Con el debido respeto y consideración…”

Ritualiza la interacción más que decir algo concreto.

 

Estrategias de mitigación verbal

Tipo de suavización

Ejemplo

Función / Comentario

Mitigación de órdenes

“¿Podrías cerrar la ventana, por favor?”

Transforma un mandato en solicitud.

Eufemismos

“No estoy seguro de que sea la mejor idea”

Suaviza una crítica directa.

Disculpa anticipada

“Disculpa que te lo diga, pero…”

Reduce tensión antes de expresar desacuerdo.

Pregunta indirecta

“¿No crees que sería mejor…?”

Plantea una sugerencia sin imponerla.

Expresiones de consideración

“Si no te molesta…”

Reconoce los sentimientos del interlocutor antes de actuar.

Suavización por duda

“Me parece que podríamos intentar…”

Introduce una idea sin afirmarla categóricamente.

Atenuación con adverbios

“Quizás sería conveniente…”

Reduce el peso de la afirmación, evita confrontación.

 

Cortesías y agresiones mitigadas

Tipo de cortesía / suavización

Ejemplo

Función / Comentario

Cortesía básica / mínima

“Con permiso…”

Reconoce al otro, evita conflictos.

“Disculpa que te interrumpa”

Suaviza la acción sobre el otro.

“¿Podrías…?” / “¿Te importaría…?”

Pide algo de forma indirecta.

“No estoy seguro de que sea la mejor idea”

Suaviza críticas o desacuerdos.

Cortesía de género

“Permítame acompañarla”

Deferente hacia la mujer, refleja roles tradicionales.

“Señor, ¿podría indicarme…?”

Muestra respeto hacia autoridad masculina.

“¿Le gustaría que yo lo haga?”

Presupone pasividad del receptor.

Pausas, entonación cuidadosa

Señala respeto según roles sociales.

Cortesía institucionalizada / diplomática

“Tengo el honor de dirigirme a usted…”

Saludo formal y ritualizado.

“Excelentísimo Señor…”

Refuerza jerarquía y protocolo.

“Consideramos oportuno expresar…”

Suaviza posibles conflictos.

“Con el debido respeto y consideración…”

Ritualiza la interacción más que decir algo concreto.

Agresiones suavizadas: mitigación de órdenes

“¿Podrías cerrar la ventana, por favor?”

Convierte un mandato en solicitud.

Agresiones suavizadas: eufemismos

“No estoy seguro de que sea la mejor idea”

Reduce la fuerza de la crítica.

Agresiones suavizadas: disculpa anticipada

“Disculpa que te lo diga, pero…”

Minimiza tensión antes de desacuerdo.

Agresiones suavizadas: pregunta indirecta

“¿No crees que sería mejor…?”

Sugiere sin imponer.

Agresiones suavizadas: consideración del otro

“Si no te molesta…”

Reconoce los sentimientos del interlocutor.

Agresiones suavizadas: atenuación por duda

“Me parece que podríamos intentar…”

Introduce idea suavemente.

Agresiones suavizadas: adverbios mitigadores

“Quizás sería conveniente…”

Reduce la contundencia de la afirmación.

 

Niveles de cortesía

Función

Muy cortés

Normal

Poco cortés

Pedir / Solicitar

“¿Sería tan amable de pasarme el informe, por favor?”

“Pásame el informe, por favor.”

“Dame el informe.”

Ofrecer / Proponer

“Si le parece bien, puedo encargarme de la reunión.”

“Puedo encargarme de la reunión.”

“Yo hago la reunión.”

 

 

 

 

Disculparse

“Le ruego que me disculpe por la demora.”

“Perdón por la demora.”

“Se me olvidó.”

Criticar / Corregir

“Quizás podríamos considerar otra opción.”

“Creo que esto se podría mejorar.”

“Esto está mal.”

Dar instrucciones / Mandar

“Le agradecería si pudiera completar este documento antes del mediodía.”

“Completa este documento antes del mediodía.”

“Haz esto ya.”

Agradecer

“Le agradezco mucho su atención y apoyo.”

“Gracias por tu ayuda.”

“Gracias.”

Sugerir / Recomendar

“Si me permite, le sugeriría revisar este punto nuevamente.”

“Te recomiendo revisar este punto.”

“Revisa esto.”

 

 Conversaciones breves

Contexto: En una oficina, el gerente (hombre) y su asistente (mujer) discuten sobre un informe.

Gerente: “Señora López, ¿podría indicarme los resultados de la reunión de esta mañana?”
Asistente: “Claro, señor. Si no le molesta, puedo enviárselos por correo ahora mismo.”
Gerente: “Perfecto. Y, disculpe que insista, pero ¿cree que podríamos resumir los puntos clave en un documento aparte?”
Asistente: “Sí, por supuesto. Me parece que podría quedar listo antes del mediodía.”
Gerente: “Excelente, gracias por su diligencia.”


 En este breve diálogo podemos ver:

  • Cortesía de género: uso de títulos (“Señora López”, “señor”), deferencia, lenguaje pasivo o indirecto.
  • Agresiones suavizadas / mitigación: “Si no le molesta…”, “Disculpe que insista…”, “Me parece que…”, que suavizan la petición y el mandato.
  • Cortesía institucionalizada: formalidad en la expresión, cuidado del tono y estructura ritualizada de la interacción.

 

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